K-array celebra la lírica en la Arena de Verona

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La Arena de Verona

La Arena de Verona, construida en el siglo I d.C. ha sido un lugar en el que se han celebrado fiestas, atracciones, luchas de gladiadores, carreras de caballos, entre otras actividades. Recién en 1913 albergó una representación de Aida de Giuseppe Verdi, en ocasión de la celebración del nacimiento del compositor, dando vida al primer Festival Lírico Areniano.
En 2013, se celebra el centenario de dicho festival, con un calendario realmente extraordinario.
El lugar está siendo continuamente actualizado en cuestiones de sonido dedicadas especialmente a todo lo que refiere a la Lírica, siempre conservando la tradición que no permite ningún elemento intermediario entre la emisión de la voz y los oídos del público.
Gracias a los avances de la tecnología se ha logrado hacer posible lo que parecería una contradicción: un sistema de refuerzo de sonido.
Musical Box Rent, empresa que se encarga del servicio técnico durante la temporada de verano de la Arena, propuso mejorar la experiencia del público al presenciar una ópera. Con ese propósito se reunieron con Alessandro Tatini, de K-array, y con Mario Di Cola, ingeniero de sonido de la reforma, para llevar la propuesta.

“Hemos intentando,”, comenta Di Cola, “…hacer como Vitruvio (…), pero con la electrónica y los medios actuales. El resultado es un sistema que ‘ni se oye ni se ve’: recoge el sonido del escenario y de la orquesta para sostenerlo y hacerlo aún más rico, pero sin que el público lo perciba a no ser en el agrado al escucharlo”.
Al respecto, Tatini comenta: “Los cantantes se desplazan, se acercan al público, cantan dados la vuelta, arrodillados, sentados y por lo tanto cambian los timbres, el volumen, la dirección de la voz, y también la orquesta presenta oscilaciones notables: era necesario mantener todo esto, típico del sonido en directo. Y precisamente desde un enfoque acústico quise comenzar con el OS-1: la intuición de base procede de la técnica Wave Field Synthesis, que permite reproducir una fuente en una amplia área sin variaciones de percepción incluso cambiando el punto de escucha.”.

La primera parte de la instalación, dedicada principalmente a la reproducción de las voces, consta de 128 pequeñas columnas, es decir, un array compuesto por muchos minisistemas compuestos por un micrófono (el modelo Sennheiser ME36), un KK50 Kobra y un amplificador KA1-1 (adaptado especialmente para la Arena), dispuestos alrededor del proscenio; también hay 32 sub-woofers KU36 para las bajas frecuencias.
Cada micrófono recoge por tanto los sonidos presentes en el escenario y los amplifica inmediatamente, con lo que el público advierte la difusión de los 128 KK50 como si fuese una única fuente, percibiendo al mismo tiempo los matices debidos a los muchos puntos de toma y a la distancia de estos últimos. Por lo que, si un cantante se acerca al proscenio para realizar su solo, el público no solo verá cómo se acerca su figura, sino que oirá también aumentar el volumen de su voz, manteniendo por último la verosimilitud de la procedencia del sonido. Además, dado que las primeras filas de la platea gozan ya de un buen sonido, el sistema de refuerzo de sonido se ha dirigido predominantemente hacia la segunda mitad de la platea y de las gradas: cada par de altavoces en el interior de los KK50 está comandado de forma independiente por una salida del DSP del amplificador, de forma que dirige el sonido hacia lo alto e implica principalmente esa área.

La segunda parte de la instalación está formada por una especie de retícula de difusores instalados bajo la platea entre la estructura de las gradas y el suelo arenoso: una forma ingeniosa de recrear una especia de caja de resonancia, útil para hacer percibir a todo el público, aunque esté sentado muy lejos, la riqueza de la orquestación. Para cubrir la parte alta de las gradas y proporcionar un sistema de simulación de ambiente (propuesto por Di Cola para integrar el proyecto inicial), con el objetivo de mejorar la percepción general del sonido, este año el staff ha podido utilizar como soportes los postes de la luz en servicio de la Arena: se han instalado diez KK200 (y cinco amplificadores KA10), mientras que se añadieron diez KP102 Python para conseguir un sonido más profundo. De manera complementaria, se utilizan 16 módulos de Anakonda Kan200 colocados en la zona del Palco de Honor, donde el resto de la instalación llega con más dificultad.

El ingrediente final del sistema es el preciso trabajo de calibrado del OS-1, que ha permitido, como nos ha contado Alessandro, “hacer coincidir y hacer coherente, en cada punto y con el mismo componente tímbrico, el sonido directo con el amplificado, de forma que se sumen sin cancelarse, y que ha armonizado los diferentes segmentos de la instalación”.

Para más información visita www.k-array.com

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